martes, 8 de abril de 2008

FOTOS DEL DEL DESIERTO






AQUI SOLO ALGUNAS FOTILLOS DEL VIAJE A REAL DE CATORCE. A LA ZONA DEL VALLE, LO MÁS IMPRESIONANTE DE TODO, QUE ES OTRO PAISAJE TOTALMENTE DIFERENTE, MUY RICO EN VEGETACIÓN, NO LO PUDE FOTOGRAFIAR PERO AQUÍ ESTÁ UNA BUENA MUESTRA DEL DESIERTO.

REAL DE 14, ALGO MÁS QUE DESIERTO.

La semana pasada vino Juan a visitarme. ha estado casi un mes viajando por el sur de México y Guatemala, vino cargado de aventuras y tranquilidad y muy sano por dentro y por fuera. hemos visitado Real de catorce que es famoso porque está en el desierto y alli fueron algunos famosos como los Beattles a tomar peyote. hay una gran cultura, los huicholes, que impregna este paraje por ser uno de los lugares donde ofrecen culto. nosotros conocimos la montaña del Quemado y el desierto. los huicholes van al desierto a recoger peyote o jícuri como ellos lo llaman y suben en peregrinación de varios días hasta esta montaña para hecer sus ofrendas y rituales religiosos. es una cultura muy linda y su cosmovisión es muy interesante, en constante contacto con la naturaleza. para ellos existen tres dioses: el dios del sol, que es representado con un venado azul, el dios de la noche que es representado por una serpiente bicéfala o por una luna, y el dios del jícuri que es representado por el cactus del peyote. piensan que el peyote, que tiene 5 partes (es redonde con fracciones) nace de las huellas que deja el venado cuando camina por el desierto cuando asciende al cielo al anoochecer.

el numero 5 es muy importante para ellos: cinco son los elementos de la tierra (cielo, tierra, agua, fuego y jícuri), cinco son las veces que hay que tomar peyote para cerrar el círculo chamánico, cinco son los sentidos del ser humano...y otro aspecto importante para ellos es la dualidad de la vida, la dualidad de la naturaleza y de las personas...Esto me lo contó una persona muy interesante, un japonés que se acerca a lo que se conoce como chamán.

El recorrido a la montaña sagrada, “el elfante”, de los huicholes comenzó en la plaza del pueblo Real de catorce. Es un pueblo fantasma abandonada por aquellos que buscan trabajo o la modernidad y el ajetreo de zonas con movimiento económico. Aquí se vive de la artesanía, del turismo, del intercambio, de la alegría, la tranquilidad y de aquello que mueve el atractivo mayor: el peyote o jícuri para los huicholes. Es un pueblo encallado en las montañas, para acceder a él hay que hacer un trasbordo de autobús desde un extremo de un largo y vultuoso túnel hasta el otro extremo en donde aparece este mágico pueblo.

Antaño, como 100 años atrás, era un importante enclave minero, junto con Guanajuato exportaba gran parte de la plata mundial. Pero cuando las minas empezaron a decaer la economía de Real se hundió entre la plata. Esta decadencia económica con el paso del tiempo ha ido conformando a Real de catorce en un pueblecito medio abandonado en donde las casas y muros ruinosos, las esquinas floreadas, viejos, jóvenes y niños, esconden lo misterioso y lo mágico de los fantasmas y lo sabio y majestuoso de la naturaleza que los alberga. Simplemente es un abrazo, un presente de la paca mama.

El recorrido que Juan y yo hicimos fue a caballo por las montañas desérticas que nos llevaban hacia el monte sagrada de los huicholes ( el Quemado). El sol guiaba el galopar de nuestros caballos que llegaron justo a tiempo para ver el atardecer desde la cima de la montaña sagrada. Delante de nosotros se extendía un océano desértico y el caía como la grandiosa bola de fuego que alimenta todo lo que somos. Nos brindó un destello de colores y una serenidad que solamente en un sitio como este se puede vivir. El camino estuvo lleno de sorpresas pero aquella estampa del sol escondiéndose en el horizonte del desierto fue como una revelación.

La vuelta simplemente fue un cabalgar entre estrellas.

VIAJE A MARUATA

plAYA DE MARUATA AL ATARDECER
NO ES UNA CABRA, ES MARTIN!!
CACTUS Y ROCAS EN MARUATA
GARCELILLAS
PLAYA DEL MOTIN DEL ORO. algun naufrago dejó su cabañita para cobijarnos del sol.


Estas fotitos son las del viaje al Pacífico. fue un viaje muy tranquilo y muy regenerador, recargador de eneregía. fui con mis cuates de piso Santa y Cassin, con mi vecino Pancho y con un amigo de Canadá, Martin. también vino Carlos, un chico de Galicia, un besiño Carlos!la compañía fué la mejor y allí conectamos con gente genial. todo el mundo llevaba el ritmo cambiado, como desaconectados de la inercia de la rutina y asi...todo fluía. por alli también estuvimos en una rabe a la orilla del mar...lo más fascinante es el paisaje, la naturaleza abrumadora y los animales.